Hoy podemos leer la noticia en www.cartadelmediador.com de que Ocaso nombró el 71% del total de agentes del sector en 2011.
La noticia dice que el pasado año Ocaso concedió autorizaciones a un total de 12.777 agentes, cifra que equivale al 70,9% del total de altas del sector en 2011, que fue de 18.018. Al cierre de 2011 estaban inscritos en el registro administrativo 88.377 agentes, frente a los 91.580 de 2010, lo que supone que pese a registrarse esas 18.018 altas, se contabilizaron 21.221 bajas.
La DGSFP destaca en el Informe 2011 del sector la alta concentración de las autorizaciones en sólo cinco entidades, que acapararon el 87% de las mismas.
En cuanto a la distribución de autorizaciones, la mayor concentración se registró en Automóviles (46,19%) y Decesos (24,58%).
Esta noticia es inquietante, porque de todos es sabido que son muchas las aseguradoras, que presionadas en su afán de comercializar más y rápido, acuden a la estrategia de nombrar agentes a cualquiera que pueda vender sus pólizas. Aunque sea sólo por un año. De ahí que pese a la abrumadora cifra de altas, se produzcan aún más bajas. Una muy mala señal de precariedad en el nombramiento de agentes.
Es conocido el caso del nombramiento de agentes entre los administradores de fincas, los gestores, despachos de abogados, talleres de coches, etc. Un universo de mediadores que, intervienen a cambio de una comisión las pólizas, con total falta de transparencia para sus clientes y sin asumir ante ellos ninguna responsabilidad y ningún nivel de compromiso. Para ser agente de una aseguradora se debe obtener una formación, que algunas aseguradoras otorgan sin ninguna fórmula de supervisión por parte del regulador. Algo así como si los colegios extendieran títulos de ESO a todo el que pasa por allí, sin que ningún servicio de inspección de la Consejería de educación de turno tuviera que ejercer el más mínimo control.
Contrasta este despliegue de personas que no son profesionales del seguro al tiempo que en los últimos años ha aumentado presión legislativa y de índole supervisora, apretando las tuercas a los mediadores profesionales, agentes de seguros de verdad, y/o corredores y corredurías de seguros, para lograr cotas de excelencia y compromiso profesional con los consumidores de este estratégico sector de los seguros.
Se echa en falta una mayor coherencia entre fines y medios, para lograr la verdadera protección de los intereses de los consumidores.
Esta noticia no es buena para la profesión que se esfuerza en conseguir reconocimiento en un mundo con escasos principios.
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